Viernes 3 de febrero. Estabamos terminando de cenar y Faustina estaba dale que dale con que el diente estaba demasiado flojo y que se iba a caer en cualquier momento. En una de esas se levantó de la mesa, fue a su pieza y volvió llorando. Se había tragado el diente!!!
Nunca sabremos si lloraba porque se le había caído o porque, como se lo había tragado, no iba a recibir la visita del ratón Pérez (quien al final pasó de todos modos).
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