domingo, 6 de mayo de 2012

No es pura espuma

Si bien el tiempo no fue muy bueno, nos la rebuscamos para disfrutar del mar y el aire libre. Cuando subía la marea, en la costa rocosa frente a nuestra residencia podíamos ver como rompían la olas contra las piedras. Un día con rafagas de viento superiores a 100km/h el mar contra las piedras produjo un espectáculo muy lindo: el agua que entraba en un cañadón producía, además de la clásica espuma de yodo, una mezcla cremosa, lechosa, de una blancura inmaculada.






Otro día, lindo pero también muy ventoso, nos quedamos al reparo a orillas de una piletón. Faustina y yo aprovechamos para dormir una siestita.

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